Saltar al contenido

Cómo planificar una novela (#TeamNavegación)

¿Por qué elegir entre #TeamBrújula y #TeamMapa cuando puedes juntarlos y ser #TeamNavegación? En este post, adaptado del hilo que escribí en mi Twitter, os explico cómo me organizo yo para escribir guiones y novelas mezclando ambos sistemas con parte del método snowflake.

Por si alguien no lo conoce, el método brújula consiste, se supone, en dejarte llevar. Ponerte a escribir y dejar que la historia «salga sola». Lo entrecomillo porque normalmente los autores que usan el método brújula tienen la historia en su cabeza y han podido estar pensando en ella durante meses o años.

Puede que no hayan tomado una sola nota, pero plot twist: pensar en tu historia también es trabajar en tu escritura. Suelen tener claro alguno de los elementos de la historia (ambientación, personajes, desencadenante) y partiendo de ahí se ponen a escribir.

Hay gente que cree que el método brújula es «pura inspiración» o «talento innato». Pero no, los escritores brújula tienen la misma herramienta que el resto: mucho trabajo detrás. Leyendo, analizando obras, escribiendo, viendo películas, jugando a videojuegos… Por no hablar de todo el trabajo de documentación específica que han podido hacer.

Por otra parte, el método mapa consiste en planificar la historia antes de empezar a escribir. El nivel de detalle depende del escritor, pero hay gente que tiene completamente planificado TODO. Cada capítulo, cada escena, cada diálogo. Otros tienen marcadas líneas más generales.

Después de hablar con muchos escritores durante años creo que en el fondo todos hacemos lo mismo: escuchar a los personajes, ver qué necesita la trama y hacer los cambios necesarios según vamos avanzando. La diferencia es que algunos lo hacen mientras escriben y otros mientras planifican.

¿Y cómo se hace esa planificación? Cuando haces un guión, por ejemplo, es habitual escribir una escaleta de toda la historia antes de dialogarla. Es decir, haces un esquema de la película dividiéndola en escenas y resumiendo de qué se habla en cada una, y luego añades los detalles y los diálogos (más o menos). En algunas series de televisión se sigue un sistema similar para escribir cada capítulo, y es habitual que las escaletas se creen entre varias personas y luego un guionista sea el encargado de dialogar el capítulo final.

Nos queda entonces saber qué es el método snowflake. Gabriella Campbell tiene un maravilloso artículo que lo explica muy bien. Básicamente partes de una idea en una línea. Eso lo alargas a un párrafo. Ese párrafo lo alargas a una página.

Después diseñas los personajes, dedicando una página a cada uno de los protagonistas. Luego alargas la página que tenías a cuatro y haces una lista de escenas, etc., etc. Yo me agobio sólo de pensarlo, pero descubrí este sistema hace años y me quedo con lo siguiente:

Esa imagen. La idea de que partes de algo muy sencillo que vas desarrollando poco a poco. Mezclé esto con otros sistemas (está todo inventado, os lo aseguro) y encontré una mezcla entre planificar y dejarme llevar que me funciona.

De hecho, cuando escribí mi película en el máster no fui capaz de hacer el tratamiento completo (una escaleta con resúmenes) sin empezar a dialogar en paralelo, porque necesito «escuchar» a mis personajes para conectar con ellos y con la historia.

¿Cómo me organizo yo entonces? Personalmente, suelo partir de algo muy específico. Una relación entre dos personajes, una protagonista en particular, una situación, incluso una imagen concreta de una escena. Por poner ejemplos conocidos: un niño que va a un colegio de magia. Un mundo distópico en el que los adolescentes luchan a muerte entre ellos. Dos chavales de familias enfrentadas que se enamoran. Un chico pobre y una chica rica que se enamoran en un barco. Espadas, pero láser, en el espacio. Hugh Jackman y Zac Efron cantando juntos (FIGHT ME).

La mayoría de estas premisas podrían aplicarse incluso a diferentes historias, porque todo depende de cómo lo desarrolles después. Especialmente la de Hugh Jackman y Zac Efron cantando juntos, ahí hay muchísimo por sacar, os lo digo yo.

Pongamos que eres Leigh Bardugo y estás escribiendo una trilogía de fantasía sobre una chosen one, ves un cartel de Monuments Men y piensas «Debería ver Ocean’s 11 otra vez» y de repente dices: MAGICAL HEIST. BOOM. Ya tienes tu premisa. ¿Pero quién, cómo, qué está pasando?

Resulta que tienes una enfermedad que hace necesario que lleves bastón. Y mientras preparas esta historia piensas: «¿Por qué no hay más personajes como yo ahí fuera?» Ya tienes a tu protagonista: un chico con bastón.

Mi villain origin story, quiero decir, mi premisa para la película que escribí fue: «¿Por qué en Die Hard 4 meten a un chaval cualquiera teniendo a la hija de McClane ahí mismo?» Ya lo tenía: peli de acción, pero con chica nerd. Usemos un heist como ejemplo, entonces.

Tenemos la premisa (heist) y protagonista (chica nerd). ¿Ahora qué? Mi forma de organizarme consiste en dividir en actos la historia. Pueden ser tres (planteamiento, nudo y desenlace), cuatro, cinco o los que queráis. Yo los divido cuando pasa algo importante que cambia las cosas.

Ese cambio puede ser en la trama, en la relación entre los personajes, o ambos, según la historia, el tono y lo que esté guiándolo todo. Pongamos que empezamos con un esquema muy simple de lo que pasa en la historia. En un robo está bastante claro.

En este punto, normalmente, tengo un montón de ideas sueltas, posibles escenas, handtouchings y similares anotados, sin ningún sentido ni ordenados. Todo esto lo voy apuntando en las notas del móvil y luego lo paso a Scrivener. Mientras, trabajo el comienzo de la historia.

Aquí suele ser cuando empiezo el primer borrador. Como he dicho antes, necesito escribir para conectar con los personajes y para encontrar el tono de la historia, lo cual me ayuda a desarrollar el resto, aunque ya sepa en qué dirección quiero ir.

Según voy escribiendo, voy desarrollando las siguientes partes y ordenando y descartando las notas que he tomado en ese tiempo. La primera parte cada vez está más detallada, mientras las siguientes van tomando forma poco a poco.

En los heist en particular o en tramas muy complejas con secretos/descubrimientos, suelo desarrollar «el plan» en paralelo y en orden cronológico, aunque luego no se vaya a ver así en la historia. Puede ser algo complicado, pero en este género suele ser bastante necesario.

Pongamos que he escrito ya el primer borrador del comienzo, y mientras, he ido desarrollando y entrando cada vez en más detalles de las siguientes escenas y partes. Según voy escribiendo y conociendo mejor a los personajes, me va resultando más fácil.

En una novela, este esquema suele acabar teniendo la siguiente forma, con cada capítulo dividido en escenas. Esto además suelo hacerlo en el propio Scrivener, haciendo carpetas para cada capítulo, con las escenas divididas en documentos:

Y así, con más o menos sudor y sangre, llego al final del primer borrador. Por el camino suelo cambiar mil cosas y cuando estoy en la última parte tengo ya al menos cinco páginas de cambios que quiero hacer en la siguiente versión.

Hay gente que no pasa a otra escena hasta que no tiene perfecta la que está escribiendo, pero yo me bloquearía demasiado, así que suelo escribir por capas. Una vez tengo el borrador, reescribo plantando pistas de cosas que vendrán, o desarrollando mejor a los secundarios.

Igual que escribo y desarrollo por fases la trama, me suele pasar lo mismo con los secundarios. Suelen empezar siendo monigotes de palitos con una función, y les voy conociendo según escribo, por lo que al reescribir es cuando los redondeo.

Para mí fue muy importante aprender que «escribir es reescribir», me quité mucha presión de encima, y disfruto mucho reescribiendo cuando conozco mejor a los personajes y puedo introducir nuevas conversaciones, escenas e incluso tramas que encajan cada vez mejor con la historia. Mis finales, sin embargo, no suelen cambiar apenas una vez escritos, porque cuando he llegado ahí ya tengo bastante claro qué estoy contando y cómo lo estoy haciendo.

Como he dicho antes, está todo inventado, y lo que cuento no es nada nuevo, es sólo mi manera de organizarme, por si le puede ayudar a alguien. Yo voy adaptando el sistema con cada historia o para cada formato (para la película, por ejemplo, hice una escaleta con post-its).

Y para terminar, un último consejo. Si pese a toda la planificación o los maratones interminables de escritura os perdéis u os bloqueáis a mitad, preguntaos: ¿Por qué estáis escribiendo esta historia? ¿Cuál fue la chispa que hizo que os lanzarais a escribirla? Aferraos a eso y recuperadlo, porque es lo más importante.

Deja un comentario